Columnistas Invitados

El régimen federal responde a una identidad y cultura regional con visión global

Por Ovidio Roca

El pueblo, el “demos”, es un grupo humano concreto e identificable que vive en un una región determinada y cuyo orden deberá estar bajo su responsabilidad. Estos ciudadanos pueden y buscan participar en el poder regional precisamente porque viven en esa región, en ese Departamento y deben ejercerlo estableciendo una autoridad y un orden acorde a su cultura e identidad. Vale decir, conformar eventualmente un Estado Democrático Federal o un Estado Populista cocalero.

Las personas son producto de su cultura, su tradición y valores construidos en el transcurso de su vida. Son individuos que buscan para ellos y su familia, seguridad, paz, progreso y que los mueve poderosamente el deseo de orden, pues “nada es peor que el caos y la incertidumbre”.

En su largo proceso histórico, una gran parte de la humanidad llego a un consenso sobre determinados valores universales: la libertad, la igualdad, la dignidad de la persona, el pluralismo y los derechos humanos. Este consenso es parte de la democracia y de la llamada Globalización, pues se trata de la integración de cosmovisiones, valores, ideas y culturas y que encaja con la llamada “teoría de la modernización”.

En el último siglo, la sociedad humana fruto de los avances de la ciencia y la tecnología, logro un mayor nivel de vida, con seguridad, salud, prosperidad y lamentablemente también sufriendo una paulatina pérdida de responsabilidades y un deterioro de su cultura democrática. El buenismo blandengue de la actual democracia y especialmente la europea, da pie a que ésta pierda consistencia, debilite sus principios, sus valores, su esencia cultural y moral y ante esta situación los líderes autoritarios se aprovechan y prometen al pueblo darles este orden y autoridad que la gente demanda, con lo que consiguen manipularlos.

El proceso de globalización se ha venido frenando durante este siglo y en algunos casos ha iniciado una marcha hacia atrás. La actual geopolítica se mueve en dirección contraria a la globalización, avanzando hacia un mundo dominado por dos o tres grandes bloques comerciales e ideológicos. Las rivalidades económicas de estos bloques se han mezclado con las rivalidades políticas, morales y de otros tipos en una competencia mundial por el dominio del planeta.

Las tiranías que gobiernan estos bloques utilizan su poder y aprovechando la mentalidad de rebaño del individuo esclavizan a la población. Para ello y en cada uno de los países utilizan las diferencias culturales, regionales, las tensiones religiosas y el resentimiento por las desigualdades de la población y todo ello como herramientas para movilizar a sus simpatizantes, atraer aliados y expandir su propio poder.
Ahí tenemos a Putin, ya tuvimos a Fidel, a Chávez y ahora tenemos a Noriega, a Kristina, a Evo y otros líderes autoritarios, para quienes el pueblo es solo un instrumento en la búsqueda de su auto engrandecimiento.  

Podemos verificar que la cultura del mundo no está convergiendo, por el contrario la gente no quiere mezclarse en una cultura global homogénea y más bien quiere preservar su carácter y su propia identidad. Se subestimo el poder del nacionalismo para dirigir la historia, se olvidó que la gente se mueve por su apego a sus valores histórico culturales, a sus vínculos regionales, anhelos morales y por su decisión férrea de defender estos valores cuando están siendo agredidos.

Samuel Huntington tenía razón en que las ideas, la psicología y los valores impulsan la historia tanto como los intereses materiales. Ahora mismo muchas personas sienten que esta democracia blandengue ha fallado, por lo que apoyan a los líderes autoritarios que demagógicamente apelan a su resentimiento y a su orgullo racial, local y nacional y de esta manera están expandiendo su influencia y su poder.

Solo los sistemas republicanos, la democracia federal y nuestras cosmovisiones democráticas, permiten garantizar la vida en libertad y prosperidad a la que todos aspiramos. Esto implica evitar estas deformaciones progres y de cultura de género que circulan y destruyen la voluntad e identidad de las personas.

ovidioroca.wordpress.com