Columnistas Invitados

Ignorancia genuina y supina

Por Gary Antonio Rodríguez Álvarez

Quienes niegan y reniegan de los beneficios de la biotecnología, incluyendo la transgénesis, ignoran que cientos de millones de personas se han salvado gracias a la insulina y la vacuna contra el papiloma humano; que, miles de millones comen alimentos transgénicos producidos por el hombre desde hace 25 años (soya, maíz, canola, frejol, berenjena, papa, etc.), al igual que alimentos transgénicos producidos por la propia naturaleza hace miles de años (camote, plátano, té, maní, arándano, cereza) sin que ni lo uno ni lo otro hayan dañado a nadie…¿o no come Ud. un rico pollito, un delicioso churrasco con carne de res, un chanchito al horno o un pescadito frito con aceite de soya; huevo, leche, queso, mantequilla, yogurt, etc., todo a partir de animales alimentados con torta de soya y maíz transgénicos, producidos en Bolivia?

Conversando sobre el tema con el Ing. Héctor Justiniano Paz, una persona a la que respeto mucho y con quien tuve la oportunidad de trabajar cuando fue Presidente de la UPSA, de CAINCO y de la FEPSC, coincidimos que el gran problema de Bolivia es la ignorancia, tanto genuina como supina.

Para Justiniano, la inexistencia de Centros de Investigación en Bolivia explica la deficiente calidad y productividad, que ocasiona la baja competitividad agropecuaria, por falta de investigación e innovación.

Si los políticos tuvieran “un tantito” de inteligencia, tratarían con la urgencia del caso una Ley para crear Centros de Investigación en los nueve Departamentos, con Sub-Centros en los más de 350 municipios del país, para mejorar las condiciones de vida de los pobres, creando oportunidades de empleo en sus lugares de origen, impidiendo así su migración y la destrucción familiar, algo que ayudaría también a bajar la criminalidad, la delincuencia y la inseguridad en las ciudades.

Centros de Investigación con infraestructura y técnicos capacitados para “producir más, mejor y a un menor costo”, potenciarían la agropecuaria y la agroindustria, y ayudarían a cubrir a mediano plazo la baja de ingresos por hidrocarburos y minería que se aviene: los excedentes exportables servirían para revertir el déficit comercial que rebajó a menos de la mitad las RIN del Banco Central.

Finalmente, recomienda concebir un Plan Estratégico Nacional a 20 años, con ajustes cada 3 años, y crear el Instituto Boliviano de Innovación, Ciencia y Tecnología Agrícola e Industrial (IBICTAL) que, dependiendo de la Presidencia, tenga rango de Ministerio y cuente con presupuesto y autonomía.