Opinión

Doña CARMEN y don NACHO, Always together

Por José Párraga, El Escribidor.

Es domingo y pienso en el fútbol, en épocas memorables donde me veo muy niño y acostado, con la cabeza apoyada en el brazo poderoso de Papá. Al ladito, nuestra radiecito a pilas reproducíendo la voz de Bernardo Silva…


Y pienso en don Nacho, quien pa ese entonces ya andaba metido en temas de fútbol.

Pensar que con los años llegué a conocerlo.

¿Que futbolero no conoció a don Nacho?

Único en su escencia.
Don Nacho Talavera siempre enseñaba algo a quien lo escuchara.
De él supe que para cambiar al mundo, debe cambiar la persona primero.
Una charla con él, era un aprendizaje divertido.
Te estaba hablando de fútbol y de la vida, pero sin que venga a cuento te salía con algo divertido que sacaba sonrisas a quienes lo escuchara.
¿Molestarse con él?
¡Imposible!
Así era don Nacho.
Padre, amigo, esposo, futbolero apasionado;
siempre profundo en sus convicciones, don Nacho sabía que a pesar de la voluntad, esfuerzo y sacrificio, un hombre no puede hacer mucho estando solo.
Amante y conocedor de la buena lectura, era un permanente inconforme con una sociedad que cambiaba muy rápido para su gusto.
Le dolían los nuevos tiempos, estos nuestros tiempos: Una época donde la informalidad, el cinismo, la mentira, la figureteada y la deslealtad son cosas normales.

Así era don Nacho.

Quien lo conoció, siempre de él recuerda algo, algun detalle; una ocurrencia, una vivencia o anecdota llena de chispa, un relato que siempre nos dejaba un tema de enseñanza.

¿…Y Real Santa Cruz?, ¿Cómo entender o explicar esa eterna relación de amor con el equipo blanco?
Es simple.
No hay nada que entender, nada que explicar; esa relación fue más fuerte y clara que el solazo de febrero cruceño.
Real era todo lo que tuvo de valor en su corazón, todo, después de Carmen…
Sí, Carmen, su esposa; la hija del defensor de los “Camba Patazas” y de las aspiraciones regionales de Santa Cruz, sí, doña Carmen Román, hija del gran e insigne Adolfo Roman hijo.

Ahhh, ¡don Nacho!

…Si alguien quería saber la verdad sobre algo, solo tenía que preguntarle a él sobre el tema; a él, a don Nacho; el hombre que sin anestesia te decía las cosas de frente y sin miedo, tal como actúan los hombres y mujeres de bien que viven y dejaron huella en este pueblo…

Así era don Nacho.

…Pero el tiempo es implacable y hasta al acero destruye.
De a poco, don Nacho se fue quedando en casa; hasta la plaza Callejas murió un poquito con su ausencia.

Y un dia…

El carnaval pasó a buscarlo y Don Nacho ya no estaba; se fue solo y doña Carmen no lo supo.
Sí, su primer cortejo, su amor de siempre se fue sin ella.
Sí, don Nacho se fue con los vientos fríos que llegaron de China.
Se fue a conversar con Bernardino Vargas, se fue a recordar el golazo calcado de Chichi y la chilena de Tucho a Bolivar.
Se fue don Nacho, se fue a contar viejas anécdotas y divertidas ocurrencias a sus viejos amigos, cruceños notables que antes de él también se fueron.
…Don Nacho fue a vestirse con el blanco inmaculado del cielo, un color que jamás le resultará extraño. Sí, el blanco maravilloso del poderoso Real Santa Cruz.

Pero no todo es malo. Hay buenas noticias para don Nacho.

…¡Su Carmen se fue con él a cuidarlo!