Sociedad

Gustavo Pedraza: “Frente a la intransigencia del gobierno de Arce, la única alternativa es la lucha en las calles”

Lo que está ocurriendo este lunes 8 de noviembre en Bolivia, marcado por un paro nacional indefinido convocado nada menos que por uno de los sectores populares urbanos que más ha apoyado al MAS, representa y resume lo que ha sido este primer año de gobierno de Luis Arce: un fracaso frente a los dos grandes retos y compromisos asumidos, uno económico y otro político, afirma el abogado y dirigente de Comunidad Ciudadana, Gustavo Pedraza.

Dos retos que ya se vislumbraban desde 2016, explica, cuando comienza la caída de la economía nacional e inicio de una crisis que solo se ha ido agudizando, y se inicia también un nuevo ciclo de conflictividad que tiene su punto de partida en el desconocimiento por parte del MAS del resultado y mandato del Referéndum del 21 de febrero de hace cinco años. “El gobierno no ha sido capaz de salir de esos dos ciclos” y, peor aún, ha hecho todo para profundizar ambas crisis.

En el caso de la economía, por incapacidad nada menos del hombre que tuvo a su cargo el manejo de la economía en los últimos años y hoy preside Bolivia. Y en el caso político, porque Arce decidió seguir el relato del caudillo de su partido, que no es otro que el del “golpe de Estado”, en un afán de negar el fraude electoral denunciado en octubre de 2019 y que dio origen a la crisis que obligó a Morales a anular las elecciones generales, destituir a los vocales del Tribunal Electoral, renunciar a la presidencia y, más aun, a huir del país.

Pedraza ve que todo el accionar de Arce lo único que ha hecho es provocar un desgaste prematuro de su gobierno, profundizar las fisuras internas en su partido, el MAS, y alejar a importantes sectores del bloque popular, sobre todo urbano, que hasta hace poco eran adherentes incondicionales del gobierno central. Todo, dice, por persistir en el afán de asegurarse el control absoluto del poder, hoy con el trauma y la paranoia de los que les tocó vivir en la crisis de finales de 2019. Un trauma y una paranoia que los está llevando a actuar con más violencia verbal y de hecho.

Una muestra de ello es lo ocurrido la semana anterior en el predio Las Londras, con el secuestro y tortura de policías, periodistas y civiles por parte de grupos armados afines al MAS, a la que se suma la reacción violenta vista antes frente al conflicto de los cocaleros de Yungas. El gobierno de Arce está recurriendo además a las fuerzas represivas del Estado e incluso a las fuerzas irregulares de sus movimientos movilizados y armados para aplacar las protestas y cualquier manifestación crítica. En todo caso, una señal más de debilidad que de fortaleza.

Un panorama preocupante, admite Pedraza, que no vislumbra, al menos a corto plazo, un giro en el gobierno de Arce. “No creo que renuncie fácilmente a su afán y propósito de concentrar y controlar el poder”, dice y afirma: “La única alternativa que queda es la lucha en las calles, es el recurso que le queda a la sociedad cuando las instituciones no funcionan, cuando no hay independencia de poderes”. Cuando el gobierno no escucha los reclamos, las demandas, esas voces de la sociedad civil, hay que añadir. Pero una movilización civil en las calles, pacífica, remarca con énfasis especial Pedraza, si acaso se busca cosechar triunfos y no lamentar derrotas. “Si la lucha en las calles se contamina con cualquier acción violenta, se confirma una derrota”, dice.

Gustavo Pedraza está también convencido que la fuerza interna de la sociedad boliviana es la única que puede garantizar al país salir de esta crisis, y no la que pueda surgir desde la comunidad internacional. No que no sea importante el soporte de esa comunidad internacional, aclara, pero no es la fuerza vital para resolver la crisis política boliviana. “Es importante el acompañamiento, soporte y acción de la comunidad internacional”, pero más como un factor de denuncia y de dejar en evidencia el verdadero carácter del gobierno de Arce.

Otro factor clave es el de las fuerzas políticas de oposición, hoy golpeadas otra vez por la disidencia de algunos parlamentarios, tanto de Creemos como de Comunidad Ciudadana, que decidieron someterse al juego del MAS para ayudarle a tener más control en las directivas del Senado y de Diputados. Pedraza reconoce que hay un problema de fondo y pasa por la fragilidad de las nuevas organizaciones políticas, las que no han quedado exentas de una vieja práctica política marcada por intereses personales que se sobreponen a los partidarios.

En este punto hay una gran tarea pendiente, nada fácil, admite, que es la de lograr consolidar un bloque opositor capaz de encontrar un punto de cohesión que les permita actuar de manera oportuna y efectiva en la defensa de las libertades y garantías democráticas.

Vale la pena escuchar en su integridad esta conversación sostenida hoy con Gustavo Pedraza. Los invitamos a hacerlo, a reflexionar sobre lo que aquí dicho y a compartir.