Sociedad

Sin vueltas: No se puede ni debe modificar el uso de suelo en el Cordón Ecológico

  • Preservar el Cordón Ecológico y mantener sin modificación el Plan Metropolitano Río Piraí no es cuestión de capricho, sino un tema de seguridad, afirma el ingeniero Rolando Schrüpp, que alerta sobre la urgencia de frenar una nueva campaña y presión de quienes insisten en alterar las normas vigentes, para especular y sacar réditos económicos. Una especulación estimada en tres mil millones de dólares, a la que dirigentes de varias instituciones cruceñas se opusieron ya en 2010, recibiendo a cambio “ofertas” de lotes y balas.
  • Schrüpp advierte sobre los riesgos de nueva riada, como lade 1983, que corren todos los municipios que comparten la ribera del río Piraí. Y recuerda que no son los diques construidos por Searpi, sino los árboles, los que realmente nos protegen de las riadas e inundaciones.

De lotes a balas. Así variaron las “ofertas” hechas en 2010 a dirigentes y funcionarios de instituciones privadas y entidades públicas que se opusieron al intento de modificar de mil a quinientos metros la franja de protección del río Piraí, así establecido en el Plan Metropolitano Río Piraí, recuerda el ingeniero Rolando Schrüpp en la conversación sostenida hoy con nosotros para hablar de la insoslayable y urgente tarea de asegurar la protección y preservación del Cordón Ecológico de Santa Cruz de la Sierra.

En realidad, Cordón Ecológico de Santa Cruz, a secas, si consideramos que estamos hablando de una franja o ribera de un río compartida con los municipios de Porongo, La Guardia, El Torno, Warnes y Montero, por citar algunos. Por eso se denominó Plan Metropolitano al aprobado sobre el río Piraí. Por eso también, dice Schrüpp, es importante incluir al Piraí en el debate repuesto en las últimas semanas sobre el Cordón Ecológico, luego de denuncias y reportajes de prensa que han dejado en evidencia la violación de las normas y leyes que protegen el Cordón Ecológico. Entre otros hallazgos, la construcción de una avenida de más de seis kilómetros y trabajos con miras a proyectos de urbanización dentro del Cordón Ecológico.

Tras las denuncias, la ola de indignación vista en las redes sociales y el anuncio de algunas acciones legales, como el realizado por el concejal Federico Morón, el alcalde municipal de Santa Cruz de la Sierra, Jhonny Fernández, dispuso una pausa administrativa prohibiendo toda intervención en el Cordón Ecológico, el inicio de una auditoría técnica-legal-ambiental y la conformación de unidad técnica para el monitoreo permanente del lugar.

Importantes medidas, pero no suficientes, coincide en señalar Schrüpp al recordar que detrás del tema persiste la presión de especuladores inmobiliarios que ven en Cordón Ecológico un “negocio” de más de tres millones de dólares. Para Schrüpp, no un negocio en el que, como en cualquier negocio, se busca obtener ganancias. “Esto es especulación, a secas”, dice y lamenta la acción artera de esos especuladores “que incluso nos perjudica a los liberales, a los que defendemos la empresa privada, el capitalismo”, porque actúan bajo estas banderas, pero para delinquir.

Una presión que viene de larga data, dice Schrüpp, al traer a la memoria lo que le tocó vivir en 2010 cuando fue convocado, al igual que otras autoridades de instituciones cruceñas, a ser parte de la comisión creada por el entonces secretario municipal de Planificación de la Alcaldía de Santa Cruz de la Sierra, Edmundo Farah, para analizar cambios en el Código de Urbanismo y Obras Municipales.

En esa oportunidad surgió un gran y duro debate tras evidenciar que se había añadido a la propuesta de modificación un capítulo sobre el Río Piraí. Había la intención de modificar y recortar de mil a quinientos metros la franja de protección contemplada ya en el Plan Metropolitano Río Piraí, un extremo al que se opusieron férreamente Schrüpp y otros delegados institucionales, entre los que estaban los arquitectos Sergio Antelo y Fernando Prado, por citar algunos.

Schrüpp destaca: era un despropósito mayúsculo, no solo porque el Municipio de la capital cruceña no podía atribuirse esa competencia sobre el Piraí, sino también porque el cambio pretendido iba contra toda lógica y sentido de protección de la ciudad y de otros municipios del departamento que comparten la ribera del río. La férrea oposición, amparada en normas y leyes vigentes, -“además de la Ley de la Gravedad”, repite hoy con ironía- de la mayoría de las instituciones representadas en la comisión, evitó que se consumara ese absurdo.

Una oposición que les valió a quienes la hicieron, ofertas que fueron desde lotes hasta balas, textualmente, cita hoy Schrüpp. “Nos dijeron que estábamos perjudicando un negocio de tres mil millones de dólares”, detalla, aunque hace dos aclaraciones: que no se trataba de un simple negocio en busca de lucros, sino claramente de una acción especulativa, cuyo costo sobrepasaría fácilmente trescientos mil millones de dólares, si se consideran no solo las vidas humanas que se pierden en desastres naturales como son las inundaciones, sino también las pérdidas irreversibles en recursos y ecosistemas naturales.

Se impuso la ley, la razón y el sentido común en ese momento. Se logró preservar sin cambios el Plan Metropolitano Río Piraí y también el Cordón Ecológico. Pero, como ya se pudo ver luego, los interesados en la especulación no se moderaron, por decirlo de laguna manera. Un tiempo después apareció la Alcaldía Municipal de Santa Cruz de la Sierra con su proyecto de Quinta Municipal, ubicado nada menos que dentro del área de protección del Cordón Ecológico. También hubo oposición y resistencia, pero esta vez no se logró frenar la arremetida y la Alcaldía, parapetada tras la secretaría de Parques y Jardines, impuso y ejecutó su proyecto.

Ya para entonces se afirmaba que era una maniobra de la gestión municipal para abrir el candado del portón que garantizaba la protección y no intervención en el Cordón Ecológico. Si la propia Alcaldía vulneraba sus normas, nada menos que la llamada a hacer y obligar a que se cumplan, ¿con qué argumentos podría frenar a terceros a hacer lo mismo? Esto es lo que, según lo evidenciado hoy en el Cordón Ecológico, ha terminado ocurriendo. Muy grave, dice Schrüpp.

Hoy, esa presión para alterar las reglas y leyes que garantizan la protección y preservación del Cordón Ecológico ha vuelto a activarse. Para que sus alentadores no logren su cometido es importante contraponerle la presión de la sociedad civil, dice Schrüpp, para quien en ese cometido es central tener información técnica sólida, clara e irrebatible, como la que ofrece cualquier estudio sobre el río Piraí.

La gente tiene que saber, dice Schrüpp, que el Cordón Ecológico es parte fundamental del trabajo de protección realizado por Searpi en río Piraí, para evitar una nueva catástrofe como la padecida por Santa Cruz en marzo de 1983, particularmente por la capital Santa Cruz de la Sierra. Una protección que no está principalmente en los diques defensivos construidos por Searpi, que por supuesto son importantes, sino sobre todo en los árboles. “Los árboles son la principal protección, no los diques”, insiste en remarcar Schrüpp.

Muchos ignoran que el Piraí, más que un río, es un torrente, cuyo lecho llega hasta la avenida Cañoto de la capital cruceña, explica Schrüpp. Es un torrente que nace en las montañas, por eso se le llama río a pie de montaña. Nace en la cuenca alta, zona de Samaipata, y baja mil metros en solo cien kilómetros, hasta llegar a Santa Cruz de la Sierra, donde agarra una curva y sigue bajando hasta el Atlántico, pero vean el dato: baja otros 500 metros a lo largo de 2.000 kilómetros. ¿Se entiende la diferencia?, cuestiona Schrüpp.

Por eso es muy importante no separar el tema del Río Piraí del debate sobre el Cordón Ecológico, pensado este solo desde la capital cruceña, reitera. Es un tema central de seguridad para la capital y para todos los municipios aledaños y que comparten ribera con el río. Por eso también la protección y preservación del Cordón Ecológico es vital, es la única protección real contra inundaciones o desbordes del río, una protección formada por sus árboles, por lo que Schrüpp defiende la cero intervención en el lugar, descartando incluso propuestas de “intervenciones ecológicas”.

No hay “intervención ecológica” que valga en el lugar, repite y sugiere que quienes quieran disfrutar del río y sus alrededores, que lo hagan tal como está ahora.

Nosotros sugerimos que ustedes escuchen íntegramente esta conversación con Rolando Schrüpp. No hay lugar a desperdicio.